En este nuevo post escribiré sobre la importancia de tener claridad para lograr nuestros objetivos y detallarlos lo más posible para poder enfocarnos en lo verdaderamente importante para conseguirlos.

 

Las personas exitosas se comportan de una manera diferente a las demás; hacen las cosas de un modo distinto; hacen correctamente las cosas correctas, optimizando su tiempo al liberar actividades que no son productivas para sus objetivos.

 

Es un error querer hacer todas las actividades posibles, para mejorar nuestra productividad debemos centrar nuestra atención sólo en aquellas tareas que sí harán una diferencia y las demás deberán eliminarse o si es posible delegarse. Para ello debemos trabajar en la claridad de nuestros propósitos.

 

Según el experto en productividad Brian Tracy, la claridad es el concepto más importante en la productividad personal. Se trata de definir exactamente lo que se quiere lograr y, sólo sabiendo hacia dónde nos queremos dirigir, entonces trazamos el camino y el plan para llegar a ello.

 

Cuanto más claro se tenga lo que se quiere conseguir y las actividades necesarias a llevar a cabo  para lograrlo, será más fácil superar la postergación en las acciones; es la falta de claridad lo que nos impide empezar las cosas y nos hace dejar para después lo que sabemos que tenemos que hacer. Conocer el camino paso a paso de lo que debemos ejecutar acorta la distancia entre trazar el plan y empezarlo a ejecutar.

 

La razón principal de porqué postergamos nuestras acciones es la ambigüedad en el planteamiento del objetivo, creamos cierta confusión hacia nosotros mismos acerca de lo que se quiere conseguir, lo que se tiene que hacer, el orden a seguir de las tareas y el porqué hacerlas; aquí cobra importancia la claridad.

 

¿Cómo crear propósitos con claridad?

 

Lo primero que debemos hacer es definir el objetivo principal, hacia dónde queremos dirigir nuestra vida a muy largo plazo. Considero que es más fácil empezar por el final, definiendo primero el propósito de más largo plazo y derivado de este crear una serie de objetivos de menor plazo que nos lleven a conseguirlo.

 

Lo importante es que cada uno de estos objetivos sean lo más claros posibles, definiendo cada detalle, desde el cómo, el cuándo y el para qué, solo así existirá la claridad necesaria y evitaremos la ambigüedad que nos lleva postergar el actuar.

 

Ya que tenemos definido nuestro propósito a largo plazo, lo siguiente es fragmentarlo en tareas de menor plazo, desde anuales hasta diarias, la clave es que las de menor plazo se orienten a completar las de mayor plazo; que las metas diarias cumplan con los objetivos mensuales, que los objetivos mensuales nos lleven a cumplir los anuales y así hasta lograr los objetivos de muy largo plazo.

 

De esta manera, al pensar en el largo plazo se mejoran las decisiones del corto plazo, las personas que han tenido éxito en sus objetivos, tienen claridad respecto a sus propósitos a largo plazo y basan su actuar en la mentalidad de que lo que se haga hoy nos lleva al mañana.

 

Hay que enfocarse en la conducta del presente y asegurarse que sea coherente con el futuro que se desea. Todo lo que hagamos hoy debe tener afinidad con lo que queramos conseguir.

 

Aquí es donde debemos priorizar nuestras actividades conforme al plan, y que el criterio para decidir lo que hagamos hoy sea la visión a largo plazo. Mientras más claros sean los planes futuros mayor influencia tendrá esta claridad en lo que se hará hoy.

 

Ley de eficacia obligada y principio de Pareto

 

La ley de eficacia obligada manifiesta que nunca hay tiempo suficiente para hacer todo pero siempre hay tiempo para hacer lo más importante. Mientras que el famoso principio de Pareto nos dice que el 20% de las cosas que hagamos producen el 80% de los resultados, es decir que de 10 tareas que tengamos que hacer, dos de ellas van a ser tan importantes o más que los otros 8 asuntos juntos.

 

La peor forma de invertir nuestro tiempo es hacer muy bien algo que no había necesidad de hacer. Muchas personas se enfocan en mantenerse ocupadas, sin prestar atención a las actividades individuales que realizan. Pasan todo el día atareadas sin lograr nada importante debido a que se empeñan en actividades de poco valor y postergan lo verdaderamente importante.

 

Es conveniente preguntarnos antes de iniciar una tarea ¿esta actividad se encuentra dentro del 20%? así identificaremos las tareas en nuestro día que resultan banales y que no aportan valor a nuestra vida, siendo conveniente postergarlas deliberadamente y con toda la intención de sacarlas de nuestra agenda, ya que ellas quitan el tiempo que podríamos dedicar a actividades importantes que impacten nuestra vida y nos acerquen a nuestros propósitos.

 

Las tareas más importantes suelen ser las más difíciles, pero su nivel de recompensa siempre será mayor haciendo que valga la pena el esfuerzo de hacerlas, por lo que deberemos priorizarlas y de ser posible hacerlas primero.

 

Algo que resulta muy útil para la administración del tiempo y definir prioridades es planificar las tareas del día un día antes, ya que se cree que cada minuto empleado en planear ahorra hasta 10 minutos en la ejecución, por lo que podríamos ganarle algunos minutos a nuestro día teniendo claridad en las actividades por hacer.

 

Además de esto, otra ventaja es el pico de energía que sientes al tachar pendientes de tu lista de tareas, te sientes productivo y realmente sientes el control sobre tu vida.

 

¿Qué es lo que puede tener el mayor impacto en mis objetivos si lo hago correctamente?

 

Habiendo identificado las tareas importantes para nosotros debemos procurar hacerlas primero, antes que cualquier otra tarea de menor importancia, dándole prioridad a lo trascendente.

 

El tiempo es el recurso más valioso que existe y todos contamos con él, no hay mayor equidad en el mundo que el tiempo que se nos reparte a cada uno, en esto no existen clases sociales ni preferencias, a todos se nos dan las mismas horas del día.

 

Aquí la calidad importa más que la cantidad, debemos tener la sabiduría para invertir cada minuto, ya que esto será lo más redituable para nuestras vidas. La administración de nuestro tiempo es la clave para sacar ventaja.

 

Para cerrar esta idea, ya sabemos que la claridad en nuestros objetivos nos acerca a ellos y que aplicar una correcta administración de tiempo a nuestro día nos enfoca en lo verdaderamente importante. Lo que sigue por hacer es presionarnos a nosotros mismos para seguir el plan y no distraernos con tareas que no llevan a nada.

 

Espero que estas ideas te hayan servido y para mejorar la manera en que nos ponemos objetivos, ya que muchas veces en la manera que trazamos el plan entorpecemos nuestra ejecución por falta de claridad y emplear esto puede optimizar nuestra productividad y obtener más y mejores resultados.

 

Si te gustaría mejorar más tu productividad, en este blog ya se ha escrito sobre estos temas. Te comparto los enlaces: Bienvenidos a la era del comportamiento  y Multiplica tu productividad.

 

¡Gracias!

 

Marco Cortina.

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