La suerte juega un factor muy importante en nuestras vidas, pero tal vez no de la forma que te imaginas

 

 

¿Qué es la suerte?

 

La mayoría de la gente piensa que es una especie de energía con voluntad propia que afecta nuestras vidas sin que podamos controlarla. Por eso, cuando a alguien le va bien dicen que es gracias a su “buena suerte”.

 

 

La suerte es algo en lo que podemos influir a nuestra conveniencia

 

 

¿Me creerías si te dijera que nosotros podemos influir en nuestra “buena” o “mala” suerte?

 

Dan Miller, uno de mis mentores favoritos, define la suerte como lo que ocurre cuando la oportunidad se encuentra con la preparación. Es decir, a todos se nos presentan oportunidades en diferentes puntos de nuestras vidas. La suerte ocurre cuando eres capaz de identificarlas y aprovecharlas.

 

Winston Churchill dijo que “a toda persona le llega un momento clave en el cual es tocado en el hombro y le es ofrecida la oportunidad de hacer algo muy especial, único para él y adecuado para sus talentos. Qué tragedia si ese momento lo encuentra sin la preparación o la capacidad para realizar el trabajo, el cuál habría sido el más valioso e importante de su vida”.

 

Desde mi perspectiva, la suerte es labrada (poco a poco) por nosotros mismos. Obviamente, existen factores aleatorios que no podemos controlar pero, si nos lo proponemos, podemos cargar los dados a nuestro favor.

 

 

Me han dicho muchas veces que soy muy suertudo, y tienen razón

 

 

Existieron factores determinantes para que pudiera ser la persona que soy ahora:

 

Tuve la suerte de haber ganado la lotería del esperma, al igual que tú 😀

 

Tuve la suerte de haber nacido en México, el cual, a pesar de todo los problemas que tiene, es una economía de libre mercado con una cultura y gente maravillosa.

 

Tuve la suerte de tener una madre maravillosa (aunque suene a cliché) que me brindó la oportunidad de estudiar y me educó con valores fundamentales como la honestidad, el respeto y me enseñó, con el ejemplo, la cultura del esfuerzo.

 

Tuve la suerte de tener una infancia bastante buena aunque, como todas, tuvo sus retos: mis padres se divorciaron cuando tenía 5 años, cambié de casa como 9 veces en mis primeros 15 años de vida, las pocas figuras paternas que tuve no fueron precisamente modelos ejemplares, entre muchas otras cosas nada gratas. No obstante, pudo haber sido mucho peor.

 

Gracias a Dios, mi mamá y a varias personas que nos ayudaron en el camino, nunca nos faltó pan en la mesa, el proceso no me fastidió la vida y logré convertirme en un adulto emocionalmente sano y con un gusto por el trabajo bien hecho, lo cual ya es mucho decir. En retrospectiva, me doy cuenta que todas las dificultades que tuvimos que pasar nos hicieron mucho más fuertes.

 

Tuve la suerte de ver de frente a la pobreza extrema cuando era niño. Por ejemplo, cuando iba en 4to de primaria, tenía que lavar los baños de la escuela una vez al mes porque no había dinero (o al menos eso nos decían) para pagar a alguien que lo hiciera. Desde entonces, valoré el privilegio de poder estudiar y nunca me volví a quejar de “tener” que ir a la escuela.

 

Tuve la suerte de comenzar a trabajar antes de terminar la universidad, lo cual me convirtió en un candidato idóneo para un empleo “decente” en cuanto egresé. Dicho empleo, el cual duró más de 10 años, me ayudó a ver las cosas desde una perspectiva muy diferente a la que tienen las personas que nunca han trabajado como empleados para una empresa.

 

Tuve la suerte de NO embarazar a la mujer equivocada o de tener un accidente grave o mortal durante mis (muchos) años de borracheras.

 

Tuve la suerte de encontrar y formar una estupenda relación con una mujer extraordinaria que me acepta como soy, me apoya incondicionalmente y, lo más importante, está dispuesta a compartir su vida conmigo.

 

Tuve la suerte de haber leído cientos de libros durante las últimas dos décadas, buena parte de ellos sobre desarrollo personal, finanzas, negocios, ventas, marketing, economía, psicología, entre otros temas. Además de una ortografía decente, eso me ha dado la capacidad de ver oportunidades en donde otros no y, en general, tomar mejores decisiones en mi vida.

 

Tuve la suerte de escuchar podcasts y leer blogs de negocios y marketing digital durante los últimos 7 años. Bien pude haber usado ese tiempo en otras estupideces pero, afortunadamente, no fue así.

 

Tuve la suerte de entender hace 5 años que no quería seguir con mi vida de empleado, me invadió un deseo enorme de salir de ese camino y lograr mi libertad financiera. Trabajando duro y con ese objetivo en mente, pude dejar mi empleo “de verdad” tres años después.

 

Tuve la suerte de que el dominio “adiosatujefe” estuviera disponible cuando tuve la voluntad de iniciar un blog personal como un hobby hace 4 años. Desde entonces, he escrito 115 artículos los cuales, en conjunto, han tenido casi 2 millones visitas de páginas durante ese periodo.

 

Tuve la suerte de toparme con un negocio llamado Amazon FBA y tomar acción de manera sostenida durante los últimos 3 años hasta lograr tener un catálogo con más de 500 productos diferentes. Gracias a esto, he vendido más de medio millón de dólares en los últimos 3 años y este año vamos por otro medio millón.

 

Tuve la suerte de aprender sobre los distintos tipos de inversión en México y de comenzar a probar más de 10 diferentes plataformas diferentes. Además de diversificar mis fuentes de ingreso, esto me permite ganar dinero por la promoción de algunas de ellas a través de este blog.

 

Tuve la suerte de iniciar a invertir en criptomonedas hace un año y tener la voluntad de aprender lo más posible al respecto. Esto me llevó a incrementar mis posiciones en XRP unas semanas antes de que tuviera una subida de 1,200% a finales de 2017 y, posteriormente, a incrementar aún más dichas posiciones durante el bajón del primer trimestre de este año. Aún no sé si esto último es buena o mala suerte, pero la tendencia histórica y la información con la que cuento en este momento son bastante prometedoras.

 

Como puedes ver, aunque gran parte de mi vida no es nada fuera de lo “normal”, he tenido mucha suerte porque, incluso sin saberlo, he trabajado constantemente para que así sea. He cargado los dados a mi favor.

 

No quiero que pienses que escribo esto para presumir, para nada. Lo hago para demostrar que la suerte es ciega y puedes ponerte enfrente de ella si trabajas duro y consistentemente.

 

Esto no significa que siempre tengo buena suerte y nunca me pasa nada malo. Por supuesto que he tenido malas rachas, como todos. Lo importante es cómo reaccionas en esos momentos: si permites que te derroten o los usas para impulsarte y seguir adelante.

 

 

La Ley de la Atracción

 

 

En su libro Think and Grow Rich o en español Piense y Hágase Rico ( sin albur 😆 ), Napoleon Hill explica la Ley de Atracción, la cual es la manifestación de una fuerza o energía que existe en el Universo y que nos permite atraer a nuestras vidas lo que deseamos.

 

Para esto, recomienda algunas “técnicas de visualización” en donde debes imaginar, de la manera más clara y detallada posible, cómo será tu vida futura cuando hayas logrado lo que deseas y repetir el proceso cuantas veces puedas al día; sobretodo al despertar y antes de irte a dormir. Sé que suena muy pacheco, pero a mi me ha funcionado (y a millones de personas en el mundo). Te recomiendo lo leas porque él lo explicó de manera magistral cuando lo escribió en 1937.

 

 

¿Qué tienen en común las personas que se hicieron millonarias por mérito propio?  

 

 

Por último, te comparto un extracto (traducido por mi) del libro Business Brilliant. Me gustó mucho porque, aún cuando se refiere a las personas que emprenden de manera independiente y se convierten en millonarias, pienso que aplica para todo tipo de persona que quiera lograr su libertad financiera:

 

“Hay cuatro áreas generales de actividad diaria llevan a cabo de manera más efectiva y consistente que la mayoría de la gente:

 

Aprender, Ganar, Asistir y Persistir o, en inglés, Learning, Earning, Assistance, y Persistence, que juntas forman la palabra LEAP.

 

APRENDER significa que las personas que se vuelven millonarias por sus propios méritos gastan más tiempo y esfuerzo descubriendo qué es lo que mejor saben hacer y persiguiendo oportunidades relacionadas con lo que mejor saben hacer.

 

GANAR significa que ellos inician proyectos y hacen negocios que maximizan el valor potencial de esas oportunidades y, al mismo tiempo, reducen los riesgos potenciales de pérdida.

 

ASISTIR significa que ellos cultivan de manera activa redes de amigos, conocidos y socios, de manera tal que pueden obtener ayuda o consejo en todas las tareas o actividades que van más allá de lo que mejor saben hacer.

 

PERSISTIR significa que ellos consideran sus fracasos un aspecto importante y necesario en su camino al éxito.”

 

 

La máquina de chicles de la suerte

 

 

En su libro Unscripted, MJ DeMarco nos regala una analogía de la suerte que me gustó mucho.

 

Imagina que la vida es como una máquina de chicles, de esas en las que le metes 10 pesos y sale una bola de chicles, y que de ésta máquina en particular sólo pueden salir de 4 colores diferentes: blancas, naranjas, rojas y doradas.

 

Estos colores representan los resultados potenciales en tu vida. Cada color corresponde a un resultado distinto:

 

Blanco: resultado neutral, ni bueno ni malo.

 

Naranja: resultado que te da retroalimentación de alguna manera, ya sea en forma de advertencia o de un error o fracaso en algún proyecto.

 

Rojo: resultado catastrófico como tener un accidente grave, ir a prisión o perder todo tu dinero en un negocio que resulta ser un fracaso absoluto.

 

Dorado: resultado extraordinariamente positivo. Por ejemplo, logras ganar una fortuna en un negocio y de repente te vuelves importante y famoso, es decir, un evento que te cambia la vida para siempre de manera positiva.

 

Cada acción que tomas en tu vida es como si metieras una moneda a la máquina para recibir uno de esos chicles.

 

La gran mayoría de las veces los chicles van a ser blancos, es decir, los resultados no serán ni buenos ni malos. Algunas otras, serán color naranjas: cometes algún error y/o te das cuenta que debes corregir el camino. Hay muy pocos chicles rojos en la máquina y esperas nunca sacar uno, pero siempre existe la posibilidad de que salgan. Sólo te queda cruzar los dedos para que eso nunca pase. Por último, los chicles dorados son los de la “suerte”.

 

La idea es tomar acción constantemente para que salgan chicles y, al mismo tiempo, hacer cosas en nuestro día a día que incrementen el número de chicles dorados y reduzcan los rojos, de tal forma que nuestras posibilidades de sacar un chicle dorado sea cada vez mayor. La mayor parte de las veces el resultado será neutral pero, por simple probabilidad, eventualmente saldrá alguna dorada.

 

Este video explica la metáfora de manera muy clara:

 

 

 

Ver la suerte como la consecuencia de la interacción de múltiples variables interrelacionadas (de forma parecida a la que los científicos observan y tratan de explicar las leyes del Universo) es mucho más inteligente que simplemente verla como la manifestación de una voluntad divina y caprichosa.

 

Espero que esto te ayude a cambiar un poco la idea que tienes con respecto a la suerte y, si eres de los que compra el Melate o los Pronósticos para la “Asistencia Pública”, la pienses dos veces antes de volver a hacerlo. 🙄

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