Los murciélagos vampiros, mamíferos como nosotros, han asegurado su supervivencia ayudándose entre sí


En un libro que leí recientemente llamado Happiness by Design, Paul Dolan explica cómo, un estudio realizado en 1984 por Gerald Wilkinson, demostró el fenómeno de reciprocidad entre murciélagos vampiros para asegurar su supervivencia a lo largo de millones de años.

Resulta que esta especie muere rápidamente no se alimenta, su peso se reduce a niveles peligrosos en tan sólo 24 horas. Afortunadamente para ellos, tienen el maravilloso hábito de regurgitar sangre en la boca de otros vampiros.

Comúnmente lo hacen con sus parientes pero, a veces, también comparten con otros que no forman parte de su familia.

Para confirmar esta fuerza de reciprocidad entre murciélagos vampiros, Wilkinson tomó 9 murciélagos que en su mayoría no eran parientes entre sí y los puso en una caja pequeña. Cada tarde, se le permitía comer a 8 de ellos y uno tenía que pasar hambre.

Cuando el murciélago hambriento era re-introducido a la caja, algunos de los otros regurgitaban en la boca del murciélago que no había podido comer, aún cuando no estaban relacionados genéticamente.

Aquellos que regurgitaban tenían más probabilidades de ser alimentados por los murciélagos que ellos habían alimentado previamente cuando les tocaba pasar hambre.

Este estudio sugiere que, en la vida salvaje, cuando un murciélago no puede salir a comer es más probable que sea alimentado por otros si éste previamente los ayudó, evitando así su muerte por inanición.


Yo me pregunto, si los murciélagos entienden la reciprocidad, ¿por qué a los humanos nos cuesta tanto trabajo?


Seguramente habrás notado que cuando alguien está en el suelo, derribado por problemas y situaciones diversas; cuando se siente derrotado y ha perdido las energías de seguir adelante, solamente aquellas personas que realmente lo aprecian se acercan para ver qué le pasa y ayudarle a levantarse.

Creo yo que cuando te encuentras en esa situación es justamente cuando en realidad te das cuenta quiénes son tus verdaderos amigos, a quiénes realmente le importas.

Porque cuando las cosas van bien todos son tus amigos, ¿a poco no?

Cuando hay dinero para la fiesta, cuando les invitas los tragos, cuando das regalos caros, cuando tienes para eso y mucho más, la gente tiende a ser más “amigable” contigo, tienden a ser “tus amigos”. Pero cuando las cosas se ponen feas, la mayoría de ellos desaparece como por arte de magia.

Mi punto aquí es que tú no sabes cuándo puedas necesitar que alguien de verdad te eche una mano, no sabes realmente si tus planes de un día para otro se vendrán para abajo.

No te lo deseo a ti ni a nadie pero, si te llegara a pasar, espero hayas alimentado a muchos murciélagos antes para que sea más probable que algunos de ellos u otros te devuelvan el favor.

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