¡Hola! Te saluda Marco Cortina nuevamente.

 

En este artículo, contaré la historia de cómo renuncié a mi trabajo, pero antes, un poco de las razones y antecedentes que me permitieron tomar esta decisión.

 

Fue hace tres años, justo terminando mi carrera (derecho), que inicié a laborar en la empresa; al inicio únicamente tenía conocimientos en esta área, pero siempre teniendo la inquietud de algo más, es decir, a no conformarme con solo un área de conocimiento y empezando a leer otros temas llegué al famosísimo libro por el que muchos comenzamos en las finanzas, escrito por Robert Kiyosaki.

 

Padre Rico, Padre Pobre es el libro de iniciación por excelencia en estos temas, el cual plantea una historia de éxito y otra de no tanto éxito, y este libro logró plantar una semilla en mi forma de pensar.

 

Conceptos básicos muy útiles, como el no depender de un trabajo, contar con diferentes fuentes de ingreso, la inversión en activos, entre otros; los cuales causaron que me interesara cada vez más en estos temas y que buscara aprender más. Por todo lo anterior, es que me di cuenta de la importancia de desarrollar habilidades a la par de tener un empleo, ya que esto iba a permitir que posteriormente pudiera dejarlo.

 

Pronto comprendí que el único que era responsable de mi situación era yo mismo y que no debía dejar mis finanzas en manos de nadie más, lo cual es un error muy generalizado. Me he dado cuenta que muchas personas depositan su tranquilidad financiera en una nómina, viven de quincena a quincena, o lo que es peor, deben quincenas anteriores y viven endeudados.

 

Vivir al día es un error, sin ningún respaldo económico para hacer frente a una posible pérdida de empleo y (peor aún) al endeudarse se vuelven esclavos del trabajo porque al vivir así trabajan para pagar deudas y con lo que sobra sobreviven, y ni pensar en ahorrar.

 

Esto no es con el afán de criticar, al contrario, mi propósito es aportar ideas para salir de esta situación y no caer en este círculo vicioso. Busco contagiar esta ideología y ayudar a la gente a hacerse responsables de su situación financiera y no dejarla en manos de nadie, mucho menos de un empleo.

 

Y como leíste en el título, ningún empleado es indispensable. Todos podemos ser reemplazados y también te invito a que lo veas así: ningún empleo es indispensable y puede ser igualmente reemplazado por otro trabajo o por otra fuente de ingreso.

 

Lo primero, es que cimientes tu tranquilidad financiera en un fondo de emergencias. Mucha gente lo encuadra en que debe ser de 3 a 6 meses, pero en realidad considero que esto depende de cada persona. Ponle precio a tu tranquilidad, construye tu respaldo financiero con la cantidad que a ti te haga sentir cómodo y seguro ante una eventualidad, llámese perder tu trabajo, enfermedad, etcétera.

 

Mientras te encuentras trabajando busca salir de deudas y sanea tus finanzas para que tu patrimonio deje de estar en números negativos y, posteriormente, podremos hablar de en qué invertir tus excedentes en activos, además ayudará mucho que busques otras fuentes de ingresos. Todo esto te dará seguridad.

 

Antecedentes

 

Como sabemos, estamos en el centro de una crisis sanitaria, por el virus que todos conocemos y que por el simple hecho de salir de nuestras casas ya estamos en riesgo de contraerlo, sean muchas o pocas probabilidades de que suceda, pero existe.

 

La empresa para la cual trabajaba se dedica a una actividad que denominan esencial (transporte de carga), lo cual evidentemente no puede detenerse ya que forma parte de la cadena de suministro para supermercados y otras industrias, por lo que entendía totalmente que la empresa siguiera operando.

 

Básicamente, iba a continuar asistiendo a mi fuente de trabajo. Tengo familia, la cual ya no salía para nada a la calle y que yo era el único entrando y saliendo de casa. El riesgo de contagiarme y contagiarlos existía; la cuestión aquí era, ¿qué iba a hacer por mí mismo?

 

No estaba dispuesto a averiguar qué tan contagioso o grave era esto, o si había muchas o pocas probabilidades de contagiarme. Había mucho en juego y era una moneda en el aire que no pensaba atrapar.

 

Así que empecé a considerar la idea de renunciar y anteponer mis prioridades, tomé mis vacaciones para analizarlo y me di cuenta que no había mucho que pensar, priorizar la salud antes de cualquier empleo era más importante y, con la tranquilidad que me daba que ya me había ocupado previamente de mi seguridad económica (como anteriormente comenté), mi renuncia era inminente.

 

Y antes de continuar con mi historia, quisiera abrir un paréntesis para compartir algunas conclusiones interesantes a las que llegué durante mis vacaciones, mientras consideraba mi situación, y que espero te sean de utilidad:

 

Considero que debemos cambiar nuestra mentalidad respecto a un empleo, me di cuenta de que muchos acuden diariamente a laborar con una mentalidad de necesidad, con miedo a no ser suficientes y que los despidan, y esto es un gran error. Debemos sabernos como un empleado valioso, hacer más de lo que está en nuestras funciones, para que así cambie nuestra mentalidad, vernos a nosotros mismos y proyectarnos ante los demás como una persona valiosa, siempre consciente de que no eres indispensable (porque nadie lo es), pero debes asegurarte de hacer tu trabajo con eficiencia para que dificultes tu reemplazo.

 

Consciente de que eres tú quien le aportas a la empresa, cambia la posición en la que acudes a trabajar, ya no con miedo ni sintiendo que te hacen un favor al pagarte, si no sabiendo que eres tú quien le prestas un servicio profesional a ellos. ¡Valóralo! y si algo no te gusta, simplemente dales las gracias.

 

Debemos pensar que una relación laboral es un vínculo en el que ambos se aportan valor entre sí, no lo veas como si ellos te ayudaran al contratarte. ¡Para nada! Por un lado tú aportas tu esfuerzo, dedicación, conocimiento, compromiso y experiencia y, por otro lado, piensa: ¿qué te aporta tu empleo? ¿una nómina?

 

Viéndolo así, apuesto a que ya no te resulta tan equilibrada la balanza. Parece mucho más lo que un empleado puede aportarle a una empresa que lo que la empresa pueda aportarle a un empleado, siendo la nómina algo que no es difícil de reemplazar.

 

Lo que también inclina la balanza a favor del trabajador es que entre mejor empleado seas, más amplia será la curva de aprendizaje que tendrá que atravesar tu reemplazo.

 

Y es esta curva de aprendizaje la que los empleadores tratan de evitar, ya que conlleva algunos meses de capacitación y una serie de pruebas y errores, recursos que implican tiempo y para una empresa el tiempo es dinero.

 

Entonces, nuestra misión en un empleo es mantener alta esa curva de aprendizaje para que no se considere como un trabajo mecánico que cualquiera pueda suplir fácilmente. Involúcrate en diversas actividades y da un extra a lo que te toca. Trabaja inteligentemente y proyecta esa confianza en ti mismo, ya que eso se percibe por todos, incluyendo a tu jefe.

 

Después de comentarles un poco de lo que pensé durante mis vacaciones, cierro paréntesis y retomo mi historia.

 

Decidí renunciar

 

Debido a la situación de salud que nos envuelve, es cuestión de tiempo para saber de alguien cercano a algún trabajador de la empresa que se contagiara, y ante esta bomba de tiempo decidí dar un paso al costado, porque como les comenté hay prioridades (salud).

 

Algo curioso de lo que me di cuenta, es que comentando mi situación con algunos compañeros, todos estaban de acuerdo conmigo y compartían mi postura de que la salud es prioridad, pero no veía congruencia con esto, por un lado decían que la salud era primero y que estábamos en riesgo al seguir acudiendo a trabajar, pero nadie hacía nada por sí mismos.

 

Durante mis vacaciones, por azares del destino escuché un podcast en donde contaron un relato que ya había leído, pero que es ese momento me cayó como anillo al dedo. Trataba de un perro que se encontraba aullando, y al verlo, una persona le pregunta a su amo ¿por qué aúlla el perro? el amo le responde porque está sentado en un clavo. Sorprendida, la persona le cuestiona ¿y por qué no se mueve? y el amo le responde porque le duele lo suficiente para estar aullando, pero no tanto como para moverse.

 

Muchas veces nos quejamos de cosas que está en nuestras manos cambiarlas, pero no nos incomodan lo suficiente como para hacerlo, solo para estarnos quejando de ellas y considero que el responsabilizarnos de todo lo que está a nuestro alrededor es algo elemental. Hacernos cargo de lo que podemos cambiar y que no nos gusta.

 

Y esta es la palabra clave, responsabilizarse. Hay que tomar el control de nosotros mismos y de nuestra situación financiera, siempre viendo el peor escenario posible en donde podamos perder el trabajo, construyendo un respaldo económico que nos permita hacer frente a nuestras obligaciones por el periodo de tiempo que consideremos, teniendo diversas fuentes de ingreso y desarrollando habilidades que nos permitan ver una nómina como algo no indispensable.

 

Por esto, me di cuenta que la decisión de renunciar no la tomé hace una semana, la tomé muchos meses atrás porque, literalmente, me estuve preparando para esto. Los hábitos y habilidades que desarrollé me permitieron separarme de mi empleo sin sacrificar mi tranquilidad financiera, es por esto que comprendo a la gente que no puede hacer lo mismo; De verdad que los entiendo y por ello busco ayudarlos a salir de esta situación, empezando por este post.

 

A todos los que les comenté que mi prioridad era la salud me respondían que no podían hacer lo mismo por cosas como: “la situación está difícil para encontrar otro trabajo”, “tengo deudas que pagar”, “tengo una familia que mantener” entre otras.

 

Pero me pongo a pensar y los invito a voltear esta ecuación, muchas veces vemos estas razones (la situación está difícil, tengo deudas y tengo familia que mantener) como limitantes, pero creo que es un error, al contrario de verlo como algo que nos limita, debemos voltear los factores de la ecuación y verlo como motivaciones, de tal forma que quede así:

 

  • Porque la situación está difícil voy a ahorrar por si me quedo sin trabajo.
  • Tengo deudas que pagar, por eso voy a encontrar otra fuente de ingresos.
  • Tengo una familia que mantener por eso debo encontrar clientes externos al trabajo”

 

Entre muchos otros ejemplos, entonces, es cosa de invertir el enfoque, para ver las excusas como razones para sí hacer las cosas.

 

Para ir cerrando este tema, debemos comprender la importancia de hacernos cargo de nuestras finanzas: reducir deudas innecesarias, ahorrar y posteriormente invertir. De esta manera no dejas toda la carga de tu futuro a una nómina y te da la opción de no continuar en el empleo si algo se presenta o deja de gustarte.

 

Enfócate en mejorar tus hábitos, desarrollar habilidades y aprovechar el mayor tiempo posible para crecer como persona y en otras áreas de conocimiento Debemos enfocarnos en potenciar nuestras virtudes y no tanto en mejorar las cosas en las que no somos buenos.

 

Dediquemos nuestro tiempo a consumir información de valor y que sea productiva para nosotros, porque lo que sabemos hasta ahora solo nos alcanzó para llegar hasta donde estamos hoy, será lo que aprendamos partir de hoy lo que nos llevará a donde queremos estar mañana.

 

Cuestionemos lo siguiente:

 

¿Queremos seguir en nuestra situación actual toda la vida? Si la respuesta es no, ¿qué estamos aprendiendo hoy?

¡MANTÉNTE AL DÍA!

Recibe en tu email información de valor y entérate cuando publique nuevos contenidos

No hago SPAM

12
0
Nos encantaría saber lo que opinas, deja tu comentariox